Tuna Race Balfegó 5km, 2017

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ramayana:

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Y amaneció el día de autos, amaneció despejado y sin viento. Pleno de confianza salí de casa hacia el puerto cargado con los aperos del buen nadador, mochila con toalla, bañador, gafas, tapones, vaselina, botella de agua, plátano, crema solar, chanclas, gorro, chip…y otra mochila más con el neopreno. Llegué temprano y me agencié un banquito al lado del muelle donde embarcaríamos, poco a poco fue llenándose de nadadores y acompañantes mientras comenzaba a enfundarme el neopreno, sólo las piernas, tampoco era necesario cocerse hasta echarse al agua. Alguna conversación por aquí y por allá mostró, ante mi asombro, que mis compañeros hablaban de triatlones y ironman como aquel que pide una caña en el bar de la esquina.
Una vez embarcados en el catamarán pude conocer mejor a algunos de ellos y disfrutar del buen rollo y colegueo que une a los que se exponen a singular e idéntica aventura. El barco permaneció largo rato amarrado y por las ventanillas veíamos las aguas de puerto en calma chicha y los nadadores iban haciéndose más bulleros dando forma a cientos de conversaciones cada vez más altisonantes, entonces salimos del puerto, la primera ola se recibió entre vítores, la segunda la coreamos por su nombre y así hasta que un gran salto y sobre todo un pobre chico al que todos vimos echar el alma en un cubo de basura que nos empezó a contener, momento de untarse de vaselina y prepararse para la aventura, neoprenos cerrados, gafas ajustadas, últimos buenos deseos y al agua.

ramayana:

3/4
Entonces toca nado incómodo, mirando mucho al frente buscando la siguiente boya y la sensación de que estás haciendo distancia que no corresponde,. Al fin localizada la siguiente boya nadas hacia ella y descubres que no nadas solo en el basto mar pues dos o tres más también pasan la boya a tu lado, una vez pasada el pequeño cortejo se disuelve y cada uno toma la recta que mejor le parece en busca de la siguiente, toda una carrera de orientación.
Mi truco después de perderme más de lo que esperaba consistió en nadar lo más recto posible dejando la boya pasada en un ángulo que pudiese verla al respirar por la derecha, así fui encontrando las siguientes sin tanto agobio.
 
Al fin la costa parece más cercana, y como reconoces el día anterior la llegada hay cosas que te resultan familiares, en concreto la cala estaba guardada por dos espigones que no veía pero si una zona blanca moteada de puntos negros que correspondía al mármol del paseo y a la gente situada en la meta. Respirar profundo y con esa referencia nadar a tope (que esto es una competición) hasta meta es todo uno, un par de nadadores adelanté en el sprint final, entrada a la cala entre los espigones, visualizar el arco de meta y nadar hasta que las manos tocan suelo, carrerita por la arena y fin.

ramayana:

4/4
Charla con algún nadador de la experiencia, de lo complicado de la orientación, de si la equidistancia de las boyas era una pantomima. Un compi del barco que me cuenta que tuvo que retirarse por que se sintió como en Port Aventura, el Dragon Khan, mareado por el oleaje, alguna felicitación más y a comer, que nos costó porque era tarde y cerraban cocinas pero era igual, había terminado muy decentemente y tranquilo contaba la experiencia, lo más llamativo para los oyentes fue mi encuentro con la única medusa de aquellos lares, la cual me debió ceder sus células urticantes porque tras una semanita me rasqué la zona del contacto y han surgido unos cuantos granitos para que no la olvide.

Mi resultado final fue a mitad de pelotón, ritmo sobre 1:45 el 100, contento y ya pensando en la siguiente.

Sólo publico para relatar la exp en aguas abiertas de un amater, a lo mejor a alguien le resulta de ayuda o interes,

ramayana:

El 2/4 perdón!!

Al fin estaba donde quería.
Comentaban que el agua estaba a quince grados y al zambullirme sentí que podía estar en el Caribe, el neopreno cumplía su función, oleaje moderado y de la costa ni idea, al este supongo. Tres brazadas después acudiendo a la salida me choqué con una despistada medusilla azulada, la urticaria se presentó en frente y nariz, atento, mirando al frente llegué a la altura de los demás nadadores y justo entonces un bocinazo abrió la prueba. Salía último y no había tiempo de lamentos, tocaba empezar a nadar.
 
La singularidad de comenzar en mar abierto e ir “recto” a la costa evitó los típicos golpes de salida y también los típicos grupitos que van a ritmo, sólo procuraba tirar un poco fuerte al principio para adelantar a los lentos, así a partir de la primera boya de indicación (situadas cada 500 metros) me quedé sólo. Las boyas ancladas al fondo eran flotadores con globos naranjas que debían elevarse unos siete metros para aumentar su visibilidad, era recomendable pasarlas por el lado derecho, la costa allá y diminuta no servía de referencia.
Tenía la intuición de seguir pasando participantes e ir a buen ritmo hasta que pasé una boya por la derecha otra por la izquierda y la siguiente no la veía, lejos a mi izquierda veía boyas de flotabilidad que indicaba por asociación un nadador, pero lejos a mi derecha también las observaba, ningún kayak de organización y ninguna referencia en forma de barquito, costa lo que fuera, además que al mirar al frente lo más normal es llegar a ver a un metro, la siguiente ola, y solo desde la cresta de las mismas puedes tener un corto espacio de tiempo de amplio campo de visión .

Joselo:

Muy lindo relato. En breve me toca afrontar mis primeros 1500 en el mar y ese tema de la orientación es uno de los que más me preocupa.

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