No he podido esperar hasta el viernes. ¡Qué va! ¿Cómo hacerlo, si ya no me quedaban uñas que comer? El caso es que he pasado olímpicamente de mi pausa para almorzar en el trabajo, y aunque hoy no me tocaba entrenar natación, me he ido pitando a la piscina a probar mi nueva adquisición.
Además, no penséis que me he andado con chiquitas, ni nada. He ido a una de 25 mts para dar vueltas y más vueltas y ponerlo a prueba de verdad. Ya habrá tiempo de ir a la de 50 m
Siguiendo tus consejos, jmrmrosano, con el aquacoach en mi mano derecha, apretado hasta la medida de la muñeca de un bebé de 3 meses, me lancé al agua y me puse a nadar. Primer viraje (con al menos 3 segundos de deslizamiento), y luego otro, y luego otro más. Así hasta completar 1.000 m En ocasiones simplemente tocaba el muro y giraba, en otras hacía el viraje completo, etc. Variaba tanto como podía para confundir al bicho este. ¿No me había dado los quebraderos de cabeza que me había dado? Pues ahora se iba a enterar.
Incluso hubo una vez que hice lo de Clydde e intenté sacarme los mocos en mitad de un largo. Por cierto, Clydde, lo vine a hacer justo cuando me estaban mirando desde fuera. Qué mal me has hecho quedar.
No os negaré que, mientras nadaba, me sentía hasta ansioso por ver cómo iba yendo el reloj. Pero no lo miré ni un poquito. Sólo al llegar al muro, tras esos primeros 1.000 mts, lo detuve, y así, como de refilón, sin atreverme, le eché un vistazo.
Clavado. Me había contabilizado exactamente 1.000 m No sólo no nado como un pato mareado, sino que encima tengo un reloj color infierno que lo atestigua. De la alegría que me llevé, me puse a hacer series como un tonto. Y sin haber comido na de ná Que si series de 100, de 200, que si un par de ellas de 50. Contó cada largo. Cada uno de ellos.
En fin, que me alegro de haberle dado una segunda oportunidad.